Del despacho de mi hermano aparecí por la chimenea del despacho del director, la charla ya estaba acordada vía halcón.
Esperaba que Thor no se dedicase a jugar en la lechucería con las mascotas mensajeras de los alumnos, un halcón siempre era peligroso al lado de una lechuza.

Con la túnica de auror entré sin apenas levantar humo, saliendo despacio y tendiéndole la mano al director.

- Soy Alexis Vorobiov, la auror que ha enviado el Ministerio para cubrir la plaza de profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, pero antes de coger mi puesto quisiera saber si usted está de acuerdo con tal decisión, porque debo decirle que un par de días al mes será mi hermano quien se ocupará de dar las clases ya que a mí me va a ser prácticamente imposible venir, por lo que el Jefe de Aurores cumplirá con esa tarea -aunque claro, yo aún no se lo había dicho a mi hermano, esperaba que no tuviera ningún problema, después de lidiar con tanto novato auror, unos cuántos chavales en edad escolar no le serían demasiado problema.

Retiré la capucha de mi rostro, tratar con tanto mortífago me había dejado unas costumbres un tanto extravagantes, pero aún así no eran del todo malas, los aurores no respondíamos de diferente manera, pocos ingenuos eran los que en aquellos tiempos iban a rostro descubierto para que cualquiera los identificase.

- Mis respetos, señor director -lo miré directamente a los ojos quitando mis gafas de sol -entro por la chimenea porque no tengo mucho tiempo, mi vida está bastante estructurada y debo cumplir unos horarios, en segundo término, no es su confianza la que me debo de ganar, sino la de mis alumnos, usted sólo dirige esta escuela y con respecto a su pregunta, aclararle que ya lo tengo solucionado, no van a cambiar de profesor, si puedo acudiré yo, si la luna llena cae en viernes, y este año si mis cálculos no fallan hay tres durante el curso, mis alumnos serán examinados por mi misma, las clases en las que mi hermano acudiría serían un examen, vendría a cuidar un examen de mi materia, pero como ya le he dicho, sólo acudiría en seis clases de todo el extenso temario.

Aquél hombre no era idiota ni se había ganado el puesto por ser incompetente y con aquél dato de la luna estaba segura que habría encontrado la respuesta a su pregunta.