Al final del aula de Defensa, pasando todos los pupitres dobles hay unas escaleras que dan a una puerta.
Tras esta puerta se encuentra el despacho de la profesora, algo desordenado, pues los libros son consulta constante, pero aún así recibirá con una sonrisa a todos aquellos alumnos que tengan dudas, hoy al menos está preparando el temario.



La chimenea suele estar prendida, para que se caldee la clase cuando la puerta la deja entreabierta.
No esconde nada en ese despacho que pueda ser demasiado peligroso para los alumnos.
Pero la chimenea está conectada via red flu con el Ministerio y con su mansión.



Los sofás son para charlar de manera más distendida algunos problemas de los alumnos, porque no siempre son problemas académicos lo que hay en la cabeza de los jóvenes.
Sobre la mesa del despacho descansaba una foto de hace unos años, cuando mi modelo a seguir estaba en su etapa más salvaje.